En el Aire

١٩.١٢.٠٧

Albericidio

No suelo publicar cosas de mi padre... pero en este caso voy a hacer una

excepción porque creo que la ocasión lo merece


Mañana, día 17, se cumple un año en que la cadena
Cope obedeciendo a los intereses más espurios, bastardos, sucios y amorales se ‘cargó’, tras veinte años ininterrumpidos en antena, el programa radiofónico de información, análisis y opinión sobre
la actualidad taurina ‘ElAlbero’. Programa de referencia, de los que ahora llaman de culto y por encima de todo: de autor. En una maniobra del más desvergonzado desahucio personal y fraude al oyente se aprovecharon los festivos (además de dominicales) 24 y 31 de diciembre como cortafuegos para anestesiar el clamor popular y aparentar continuidad el primer domingo de 2007 con una parodia del que había sido santo y seña de los programas radiofónicos taurinos y un blasón en la propia Casa. Se usurpó el nombre (en aras de disfrazar la realidad en la apariencia continuista tan pretendida como perversa), se mantuvo el formato de forma tan burda como abrupta... “Sólo había cambiado el profesional periodista que lo conducía” (también callaron que fue quien lo ‘parió’, desarrolló y evolucionó durante 20 años para que el programa ‘descansara en paz’ sin un atisbo de desgaste; antes bien lo contrario: creciendo en volumen de oyentes y, si cabía más, en prestigio; de ambos (programa y conductor) a tenor de los múltiples galardones y reconocimientos que se recibían de forma profusa y sin límite.
‘El Albero’ (el genuino) periclitada con un registro vigoroso, creciendo más que consolidando, maduro, envidiable (328.000 oyentes). El albero (el chungo, el
procaz) cincuenta ediciones después salda casi en rojo, en estado vegetativo, encefalograma plano (69.000). En tan solo un ejercicio 259.000 feligreses han dejado con pantalones y bragas a medio muslo a los depravados ejecutores del ‘todo igual’ salvo un matiz, (insignificante) su conductor. Los elocuentes
datos instalan a cualquier analista en unas reflexiones simples: ‘el relevo’ no era un matiz era una depuración -de un profesional por un ‘intruso’-, y que cualquier espacio no tiene una excelente audiencia por el mero hecho de difundirse por una ‘casa grande’ (aunque a veces, en la experiencia del día a día durante treinta años, la casa, más que grande, parecía un lupanar con sotanas en la guardarropía. O quizá esta ingenua metáfora -tan sólo una metáfora- sea la respuesta a
tales despropósitos).
Si bien a todos , menos a uno, cogió por sorpresa la purga de un profesional contrastado. El ‘albericidio’ se empezó a fraguar dos años antes -más o menos- de forma cruel, inhumana; fríamente calculada; con la peor técnica de sicarios del poder. Era el fondo. Tampoco fue elegante ni limpia la forma; símarrullera, de la peor estofa.
Propia de depredadores del cuerpo enmascarados en purificadores del alma. La lenta, larga y despiadada agonía comenzó con el diagnóstico de podredumbre corrosiva que carcomía al gobierno de la Comunidad de Madrid en la subrogación (nunca en la pura concesión, que también olía) de la adjudicación de la plaza de toros de Las Ventas a favor de un influyente
ladrillero en detrimento del profesional taurino adjudicatario y con el que concurrió como socio de éste -de forma minoritaria- a la licitación. Con premeditación y alevosía -nunca nocturnidad (con todo descaro)- dos semanas después del otorgamiento se autorizó el cambio accionarial y la marca empresarial por el que ¿ganaron? el concurso poniendo alfombra al asalto del tal ladrillero a la cúpula del poder taurino subvirtiendo por maquiavélica revocación el código taurino, la letra y el espíritu del pliego de condiciones: el ‘plan Aguirretxe’ (toros por cemento) ; y ‘El Albero’ comenzó su denuncia, sin una sola demanda judicial, como en treinta años de profesión y servicio a la Casa y la causa. Un año después -tan sólo- no es paradoja -sí causalidad y no casualidad- que cotejados los datos de ‘El Albero’ y el albero, las ‘malas personas’ que desde una y otra orilla comenzaron a perpetrar el ‘albericidio’ hilaran tan ladina y sibilinamente el matiz del relevo tan cutre: un profesional por un forense.

La autopsia de aquí a un rato

Pedro Javier Cáceres.

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Publicado por Victoria Cáceres : ٣:٥٩ م : 3 Comentarios:

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